miércoles, octubre 31, 2007

Era una noche fría
cuando la gran Catrina
a un gran festín asistía.

Como importante ocasión era

hermosísima debía ir
de metal, pluma y pedrera
se quiso toda cubrir.

Diseñadores y orfebres

todos se apuntaron
dentro de sus huestes
destacar pensaron
y preciosos pendientes
con metales forjaron.

La huesuda quedó fascinada

con oro, ámbar y perlas
y hasta una tiara plateada
todas hermosas prendas
por sus artistas creadas.

Ellos felices estaban

¡qué modelo espectacular tenían!
lo que no se esperaban
es que hasta la tumba se los llevaría.
Mariana Cabral Fernández de Castro

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este es sobre las Perlas del Mar de Cortez (Guaymas) y dos de sus fundadores. Fué realizado un alumno del ITESM-Guaymas: José Rafael Reyes Hernández.

A los Maestros de Cultivo de Moluscos: Douglas McLaurin y Enrique Arizmendi.

La Catrina anda muy contenta
pues dice que va a estrenar
un bello collar de perlas
recién sacadas del mar.

Cayó de sorpresa aquel día,
ni Enrique ni Douglas la esperaban.
Llegó directo a la joyería
para que las perlas le mostraran.

Le dieron un paseo por la granja,
un tour en bote por las boyas
pero ella quería ver joyas
y sus flores color naranja.

Y como era de esperarse,
lo más caro le fué gustando
y allí tienen a los perlicultores
con la Muerte regateando...

La Huesuda con mano en cintura
les fué bajando la calentura
y les dijo que se los iba a llevar
si no le regalaban un collar.

"El muerto al cajón y el vivo al ostión"
decían Douglas y Enrique
mientras devoraban un mejillón...
y ofendida la Muerte,
de inmediato se los llevó al panteón.

Yacen en camposanto
dos tumbas de concha nácar...
son los profes de bivalvos
que se le pusieron al brinco a la parca.

Ostión Australiano, ostión japonés...
la Catrina canija se llevó
sus Perlas del Mar de Cortez.